La energía mareomotriz tiene la cualidad de ser renovable, en tanto que la fuente de energía primaria no se agota por su explotación, y es limpia, ya que en la transformación energética no se producen subproductos contaminantes gaseosos, líquidos o sólidos. Sin embargo, la relación entre la cantidad de energía que se puede obtener con los medios actuales y el coste económico y ambiental de instalar los dispositivos para su proceso han impedido una proliferación notable de este tipo de energía.
Otras formas de extraer energía del mar son las olas la energía undimotriz; de la diferencia de temperatura entre la superficie y las aguas profundas del océano, el gradiente térmico oceánico.
El lugar ideal para instalar un central maremotriz es un estuario, una bahía o una ría donde el agua de mar penetre.
La construcción de una central maremotriz es sólo posible en lugares con una diferencia de al menos 5 metros entre la marea alta y la baja.
El agua, al pasar por el canal de carga hacia el mar, acciona la helice de la turbina y ésta, al girar, mueve un generador que produce electricidad.
Cuando la marea sube, las compuertas del dique se abren y el agua ingresa en el embalse.
Al llegar el nivel del agua del embalse a su punto máximo se cierran las compuertas.
Durante la bajamar el nivel del mar desciende por debajo del nivel del embalse.
Cuando la diferencia entre el nivel del embalse y del mar alcanza su máxima amplitud, se abren las compuertas.
_______________La importancia del petróleo
Grandes industrias se mueven gracias al petróleo: la automotriz, la aviación civil y militar, las flotas marítimas comerciales y militares. Además, resulta complicado poder determinar si el mundo algún día se quedará sin petróleo, ya que no se sabe cuántos yacimientos se descubrirán. En cuanto el ritmo de consumo es más fácil de suponer, ya que en países emergentes, como el caso de China, éste irá en aumento.
Según el sitio web de Ciencias de la Tierra y el Medio Ambiente: "en 1970 había reservas conocidas de petróleo para unos 30 años"; "en cambio, en 1990 había suficientes depósitos localizados de petróleo para otros 40 años (2030)"; lo cual quiere decir que en estos años se ha descubierto más de lo que se ha consumido. Y agrega este sitio que "se puede decir que hay reservas para un tiempo comprendido entre varias decenas y unos 100 años".
Lo cierto es que por ahora, y unos cuantos años más, el crudo va en alza.
Así lo demuestra el aumento que hizo este último tiempo, un 130% más que a comienzos de la década del `90. La OPEP (Organización de Países Exportadores de Petróleo), que hoy controla el 36,7% del petróleo mundial, espera alcanzar dentro de 20 años una cuota superior al 50%. Muchos se preguntan, cuál es el nuevo suelo del crudo, y los expertos dicen que se encontrará entre los 35 y los 50 dólares.
Según los economistas son varios los motivos que ocasionan esto. Uno puede ser que países como China e India están en plena transformación, expandiendo su actividad industrial y sus necesidades energéticas. Y debido a este crecimiento de ambos, habrá un incremento de la demanda -1,5 millones de barriles diarios cada año-.
También, toda esta situación tiene que ver con la recuperación del grupo de once países (Arabia Saudí, Argelia, Emiratos árabes Unidos, Indonesia, Irak, Irán, Kuwait, Nigeria, Libia, Qatar y Venezuela), que en los años sesenta decidió nacionalizar su industria petrolera y manejar el mercado. Ningún otro bloque puede hacer frente a sus niveles de producción; el grupo concentra también más del 65% de las reservas conocidas de petróleo.
La Agencia Internacional de la Energía (AIE) estima que la demanda global se incrementará un 60% en los próximos treinta años. Para hacer frente a estas necesidades hay una industria que se encuentra en plena sequía de nuevos yacimientos. Acontece que el movimiento económico que provocó China dio un vuelco al mercado, ya que ha aumentado su demanda un 47,5% en cinco años. La AIE calcula que sólo este año el consumo chino será de 6,9 millones de barriles al día, más que cualquier otro país de Asia, más que toda América Latina y un 43,5% más de lo que consume Europa.
Por qué va en aumento
Quienes creen en un descenso del crudo, argumentan que los precios actuales hacen rentables pozos costosos e incentivan a desarrollar energías alternativas. Aunque también saben que la sustitución de petróleo por otros combustibles es cada vez más difícil. No sólo por la falta de verdaderas alternativas, sino también por la enorme inversión que requiere tanto en la cadena de suministro como en su transporte.
El fin del petróleo según la IEA
La producción de petróleo de la OPEP llegará a su máximo aproximadamente en el 2020, y en 3 o 4 años en los países no asociados, punto a partir del cual disminuirá cada año, según afirma Fatih Birol, el economista en jefe de la Agencia Internacional de la Energía (IEA), en una entrevista de mi periodista favorito George Monbiot. Estas declaraciones, basadas en los últimos estudios de la IEA, suponen un giro de 180 grados en el discurso de esta institución, que hasta ahora había menospreciado cualquier alusión al final del petróleo.
Hasta ahora las proyecciones de la IEA sobre las reservas de petróleo se habían basado en tomar las cifras del mercado sin verificarlas. En el 2008 han analizado la producción de 200 pozos petrolíferos y han producido sus propias estimaciones. Estos estudios sitúan de manera bien visible en el calendario el “Peak Oil“, como se llama al punto a partir del cual la producción del petróleo irá disminuyendo, y que será el principio del fin de la era fósil.
En la actualidad los yacimientos petrolíferos ya muestran producciones decrecientes tras muchos años de sobreexplotación. Los cálculos que hace la IEA asumen que para que la producción pueda seguir el crecimiento de la demanda hasta el 2020 se realizarán fuertes inversiones para localizar nuevos recursos y explotar al máximo los que quedan. Continúa leyendo para ver cuáles son las implicaciones de estas declaraciones.
Coincidiendo con la entrada en vigor del Protocolo de Kioto, Ecologistas en Acción ha presentado una propuesta de desarrollo de la energía eólica con bajo impacto ambiental desde los 8.000 Mw actuales hasta 20.000 Mw en el 2012, con mejoras en los parques antiguos e instalaciones nuevas en puertos y polígonos industriales.
La propuesta de Ecologistas en Acción es aumentar la generación de electricidad eólica desde el 5% que hoy tenemos hasta alcanzar cerca de un 20% en 2012 y llevarlo a cabo con un impacto ambiental reducido, porque buena parte de la nueva energía se obtiene de incorporación de las mejoras técnicas disponibles en espacios ya ocupados por la eólica y de la instalación de molinos en puertos y polígonos industriales.
Desde que se instalaron los primeros parques eólicos en nuestro país se ha experimentado una mejora muy notable en la tecnología de los aerogeneradores, que son ahora mucho más potentes, silenciosos y fiables, por esto es muy conveniente sustituir las máquinas ya amortizadas de los primeros parques por nuevos molinos capaces de un aprovechamiento notablemente mayor del viento.
Ecologistas en Acción calcula que esta repotenciación debe abordarse en instalaciones de más de diez años en funcionamiento y rendirá un incremento de potencia de 1.326 Mw para el año 2010, y de otros 1.660 Mw para el 2012.
Asimismo en muchos parques puede aumentarse la potencia instalada hasta en un 40% mediante la colocación de nuevos aerogeneradores, en parte dentro de la poligonal del parque y en parte en el espacio directamente colindante, con un impacto ambiental muy inferior al de un parque nuevo. Es posible llegar de este modo a 1.200 Mw eólicos más.
Los puertos marinos, tanto industriales como incluso deportivos, tienen un cierto recurso eólico que vale la pena aprovechar, y en muchos casos puede reutilizarse los aerogeneradores retirados de los parques repotenciados lo que asegura la rentabilidad de estos proyectos. Se estima en 800 Mw la potencia que puede colocarse en estas instalaciones que en general han perdido ya todo valor ambiental e incluso estético.
Otra novedad del plan de desarrollo de Ecologistas en Acción es la utilización de pequeños aerogeneradores, de entre 250 a 6.000 watios, que pueden instalarse tanto para autoconsumo como para conexión a red. Los polígonos industriales, muy numerosos en nuestro país, son lugares especialmente indicados para la instalación de estas pequeñas máquinas. Sería necesario el apoyo de la administración con un precio de compra del Kwh semejante al de la solar fotovoltaica para promover el desarrollo de estas instalaciones, que podrían suponer unos 1000 Mw hacia el 2012.
Con las actuaciones propuestas, los parques de nueva instalación necesarios para alcanzar los 20.000 Mw se reducen de 12.000 a unos 8.000 Mw, de los que 2.000 Mw ya cuentan hoy día con declaración de impacto ambiental positiva y para los restantes se estima la construcción de 1000 Mw anuales (inferior a lo registrado últimamente) hasta llegar a 2012 con 6.000 Mw más en parques de nueva creación.
Estas instalaciones deberán realizarse con aplicación de todas las precauciones posibles que conduzcan a que se lleven a cabo los parques con menor impacto ambiental.
Entre los condicionantes ambientales propuestos por Ecologistas en Acción destaca la petición de planes de ordenación eólica autonómicos con evaluación ambiental estratégica, el estudio de la sinergia de los parques próximos y la constitución por los promotores de un fondo para el arreglo y sustitución de todos los tendidos eléctricos de la zona de evacuación del parque peligrosos para la avifauna.
La propuesta ecologista aborda también los problemas de la arbitrariedad municipal en la concesión de permisos, los problemas de evacuación de la producción y la existencia de especuladores entre los promotores eólicos.
Esta propuesta va a suponer una notable reducción de emisiones de CO2 puesto que actualmente más del 48% de la electricidad que consumimos se produce con combustibles fósiles y en consecuencia el sector eléctrico es el mayor emisor de CO2 en nuestro país. En los últimos años un aumento constante del consumo de entre el 3% al 6% anual ha venido absorbiendo la sucesiva incorporación de toda la producción con energías renovables a la red (ya que tienen por ley preferencia de entrada) sin que hayan dejado de funcionar las centrales térmicas fósiles.
Esta situación es insostenible y conduce a un incumplimiento sistemático de la legislación sobre calidad del aire y del objetivo de la UE sobre participación de casi un 30% de las renovables en la generación de electricidad en 2010.
Con la entrada en vigor del Protocolo de Kioto se añade un condicionante de primer orden que obliga a que se tomen medidas para atajar con urgencia el crecimiento de la demanda eléctrica.
Pero en todo caso, aunque se lograse reducir la producción al 70% de la actual el daño medioambiental que seguirían produciendo la generación fósil y nuclear se reducirá sólo en función de la potencia renovable disponible para sustituirlas.
- Optimización de los parques existentes.El cambio climático no ha tenido aún "ningún tipo de incidencia" en la salud de los españoles, según ha asegurado la ministra de Sanidad y Política Social, Trinidad Jiménez.
A pesar de ello, a lo largo de los próximos años podrían aumentar las muertes por olas de calor y enfermedades infecciosas, como el dengue, la encefalitis o el paludismo.
"Los primeros efectos del cambio climático que se han empezado a percibir en nuestro país no han tenido ningún tipo de incidencia en salud", manifestó Jiménez durante la firma del protocolo marco del Observatorio de Salud y Cambio Climático.
cambio climático global se suma a la pérdida de hábitat y a la contaminación ambiental como factor de grave amenaza para la supervivencia de las poblaciones de aves migratorias. Es lo que se desprende del estudio
“El Estado de las Aves: Informe 2010 sobre el Cambio Climático“, obra del Laboratorio de Ornitología de Cornell y presentado, ayer jueves, en Austin, Texas, por el secretario del Interior estadounidense Ken Salazar.
Qué consecuencias del cambio climático suponen un mayor peligro para los pájaros del mundo: sequías más profundas y largas, inundaciones más intensas, y más incendios, entre otros. El informe dice que las aves marinas, como los petreles y los albatros, corren mayor peligro. Las aves en regiones áridas y en bosques muestran, en cambio, una menor vulnerabilidad al cambio climático.
Tanto es así que la totalidad de las 67 especies de aves marinas que se encuentran en los Estados Unidos presentan, según el informe, una vulnerabilidad media o alta al cambio climático. ¿Por qué? En primer lugar, porque las aves marinas suelen tener pocas crías. En segundo lugar, porque anidan en islas que con el tiempo podrían inundarse por la subida del nivel del mar. En tercero, porque se verían afectados por cambios en la química del agua.
¿Qué hacer? Entre las soluciones paliativas que se recogen en el estudio destacan la restauración de los hábitats, la creación de nuevos refugios de vida silvestre, normas para reducir la muerte de aves durante la pesca y, cómo no, la reducción de gases de efecto invernadero.
Pero para Miyoko Chu, director de comunicación para el Laboratorio de Ornitología de Cornell, no todo es “fatalidad y pesimismo”. Según él, algunas poblaciones de aves han demostrado su capacidad para adaptarse a las condiciones cambiantes del clima. Además, destacó, la investigación y los programas de vigilancia están contribuyendo a paliar los efectos del cambio climático en las aves.
La ministra señaló que los indicadores en salud de España son "de los mejores del mundo en todos los sentidos" y que este país tiene "una enorme capacidad de reacción y respuesta".
"Si detectamos que hay algún caso aislado de algún tipo de infección que no es originaria de nuestro país, tenemos capacidad para reaccionar y aislar el fenómeno", afirmó la ministra.
No obstante, Jiménez advirtió de que el cambio climático es ya "una realidad en la cual tenemos la obligación de intervenir", pues los científicos alertan de que va a tener "un impacto significativo en la economía, el medio ambiente y la salud".
Si bien todavía de manera muy incipiente, ya se registran algunos de estos efectos adversos sobre la salud, recordó la ministra.
"Era inevitable que ocurriera, ya que el calentamiento global afecta a elementos fundamentales para la salud humana, como son el aire, el agua o los alimentos", detalló Jiménez.
La ministra explicó que el cambio climático genera ya efectos muy variados, sobre los que hay que estar "muy alerta" y que afectan sobre todo a la región mediterránea, identificada como una de las áreas más vulnerables del planeta al impacto del cambio climático.
El calentamiento global altera ya el patrón de enfermedad asociado a distintos factores de riesgo físico y biológico, como son las temperaturas extremas, la contaminación atmosférica o las enfermedades infecciosas trasmitidas por vectores biológicos, indicó la ministra.
"En España debemos estar vigilantes frente a un posible aumento de enfermedad y mortalidad causado por las olas de calor, que serán más frecuentes en intensidad y duración en los próximos años", advirtió Jiménez. Además existe el riesgo de que aumenten las enfermedades infecciosas, como el dengue o la encefalitis causada por garrapatas, debido a "la extensión geográfica en nuestro país de agentes infecciosos localizados o la presencia de otros de origen subtropical, pero adaptados a sobrevivir en climas menos cálidos", agregó.
"También podremos detectar algunos casos de paludismo", apuntó la ministra.
Sin embargo, Jiménez destacó que muchas de las repercusiones sanitarias que se pueden intuir son evitables o controlables mediante intervenciones de salud pública, tales como el control de vectores infecciosos, energía, transporte, aprovechamiento de la tierra y reordenación de recursos hídricos.
En este sentido trabajará el Observatorio de Salud y Cambio Climático, aprobado en 2009 y que se espera esté a pleno rendimiento a lo largo de 2010.
Este observatorio será "una herramienta que permitirá observar y analizar los efectos del cambio climático en la salud de los ciudadanos", avanzó la ministra.
No se considera como energía de la biomasa, aunque podría incluirse en un sentido amplio, la energía contenida en los alimentos suministrados a animales y personas, la cual es convertida en energía en estos organismos en un porcentaje elevado, en el proceso de la respiración celular.
Una parte de la energía que llega a la Tierra procedente del Sol es absorbida por las plantas, a través de la fotosíntesis, y convertida en materia orgánica con un mayor contenido energético que las sustancias minerales. De este modo, cada año se producen 2·1011 toneladas de materia orgánica seca, con un contenido de energía equivalente a 68000 millones de tep (toneladas equivalentes de petróleo), que equivale aproximadamente a cinco veces la demanda energética mundial.
A pesar de ello, su enorme dispersión hace que sólo se aproveche una mínima parte de la misma. Entre las formas de biomasa más destacables por su aprovechamiento energético destacan los combustibles energéticos (caña de azúcar, remolacha...) y los residuos (agrícolas, forestales, ganaderos, urbanos, lodos de depuradora...)
Se distinguen varios tipos de biomasa, según la procedencia de las sustancias empleadas, como la biomasa vegetal, relacionada con las plantas en general (troncos, ramas, tallos, frutos, restos y residuos vegetales...); y la biomasa animal, obtenida a partir de sustancias de origen animal (grasas, restos, excrementos...).
Otra formas de clasificar los tipos de biomasa se realiza a partir del material empleado como fuente de energía:
Es aquella que abarca los bosques, árboles, matorrales, plantas de cultivo, etc. Por ejemplo, en las explotaciones forestales se producen una serie de residuos o subproductos, con un alto poder energético, que no sirven para la fabricación de muebles ni papel, como son las hojas y ramas pequeñas, y que se pueden aprovechar como fuente energética. Los residuos de la madera se pueden aprovechar para producir energía. De la misma manera, se pueden utilizar como combustible los restos de las industrias de transformación de la madera, como los aserraderos, carpinterías o fábricas de mueble y otros materiales más. Los “cultivos energéticos” son otra forma de biomasa consistente en cultivos o plantaciones que se hacen con fines exclusivamente energéticos, es decir, para aprovechar su contenido e energía. Entre este tipo de cultivos tenemos, por ejemplo, árboles como los chopos u otras plantas específicas. A veces, no se suelen incluir en la energía de la biomasa que queda restringida a la que se obtiene de modo secundario a partir de residuos, restos, etc.
Los biocarburantes son combustibles líquidos que proceden de materias agrícolas ricas en azúcares, como los cereales (bioetanol) o de grasas vegetales, como semillas de colza o girasol de calabaza (biodiésel). Este tipo también puede denominarse como “cultivos energéticos”. El bioetanol va dirigido a la sustitución de la gasolina; y el [biodiesel] trata de sustituir al gasóleo. Se puede decir que ambos constituyen una alternativa a los combustibles tradicionales del sector del transporte, que derivan del petróleo.
Es aquella que corresponde a los residuos de paja, serrín, estiércol, residuos de mataderos, basuras urbanas, etc. El aprovechamiento energético de la biomasa residual, por ejemplo, supone la obtención de energía a partir de los residuos de madera y los residuos agrícolas (paja, cáscaras, huesos...), las basuras urbanas, los residuos ganaderos, como purines o estiércoles, los lodos de depuradora, etc. Los residuos agrícolas también pueden aprovecharse energéticamente y existen plantas de aprovechamiento energético de la paja residual de los campos que no se utiliza para forraje de los animales. Los residuos ganaderos, por otro lado, también son una fuente de energía. Los purines y estiércoles de las granjas de vacas y cerdos pueden valorizarse energéticamente por ejemplo, aprovechando el gas (o biogás) que se produce a partir de ellos, para producir calor y electricidad. Y de la misma forma puede aprovecharse la energía de las basuras urbanas, porque también producen un gas o biogas combustible, al fermentar los residuos orgánicos, que se puede captar y se puede aprovechar energéticamente produciendo energía eléctrica y calor en los que se puede denominar como plantas de valorización energética de biogas de vertedero.
Es aquella que procede de la biomasa obtenida hace millones de años y que ha sufrido grandes procesos de transformación hasta la formación de sustancias de gran contenido energético como el carbón, el petróleo, o el gas natural, etc. No es un tipo de energía renovable, por lo que no se considera como energía de la biomasa, sino que se incluye entre las energías fósiles.
Según la proporción de agua en las sustancias que forman la biomasa, también se puede clasificar en:
Esto tiene mucha importancia respecto del tipo de aprovechamiento, y los procesos de transformación a los que se puede ser sometida para obtener la energía pretendida.